Reconocer, honrar, admirar y respetar la energía masculina en el Universo, me permite reconocer, honrar, admirar y respetar esa energía que está en mi, y que proviene de mi Padre.

Reconocer, honrar, admirar y respetar la energía masculina en el Universo, me permite reconocer, honrar, admirar y respetar a mi Padre, mis tíos, mis primos, mis amigos, al padre de mi hijo, a mi hijo, a mi pareja, a mi marido, a todos los hombres de mi vida, y a todo el universo que encierra la energía masculina.

Reconocer, honrar, admirar y respetar la energía masculina en el Universo, nos permite ver la dualidad de la que somos parte, apreciar el día y la noche en otros, lo blanco y lo negro de la vida, la fuerza y la vulnerabilidad que está presente en la naturaleza, el arriba y abajo en las opiniones, el adentro y el afuera de los seres humanos.

Compararnos con el otro surge de la competencia inconsciente, de un principio de separación, del pensamiento inconsciente y egoico de que el otro no existe, de la creencia de que estamos solos, que lo que sucede en nuestra vida sólo es producto de la casualidad, que no es nuestra responsabilidad y que es responsabilidad del otro, que nada de lo que sucede en el entorno tiene que ver con nosotros.

La realidad es que para que exista el dos requiere al uno, que para que exista el día tiene que existir la noche, para que haya adentro tiene que haber afuera, y para que haya un arriba también tiene que haber un abajo, todos somos uno y somos parte del todo, y eso no nos hace iguales, pero tampoco quiere decir que estamos aquí para completar a otros, porque desde que nacemos, todos somos seres completos, pensar que algo nos falta y que como lo vemos en el otro, «es el otro el que nos lo tiene que tiene que dar», es un pensamiento y un comportamiento que proviene de la carencia, ya que las únicas personas que nos pueden dar lo que necesitamos, somos nosotros mismos. Reconocer la sabiduría, la inteligencia, la fuerza, la valentía, la sagacidad, lo practicidad, la sencillez, lo osado, la protección y el amor en los otros, nos abre la puerta para apreciar eso mismo en nosotros, y las diferencias entre ambos nos regalan la oportunidad de convertirnos en complementos, y entonces no hay abusos y tampoco victimización, ya que, al reconocer las habilidades, principios y valores que cada uno tiene de diferente forma, se da paso a que ambas partes sean complementos unos de otros, no hay paso a los comparativos, por lo tanto no hay competencia, es entonces cuando nuestras debilidades son complemento para las fortalezas de otros, y que los aciertos de unos son complemento para los errores de otros, y todo esto es lo que conforma EL PRINCIPIO DE COMPLEMENTARIEDAD, que surge desde la responsabilidad de nosotros mismos.

¿Quieres ser tratada como Reina, es porque estás dispuesta a tratar a tu hombre como Rey?

¿Quieres ser tratado como Rey, es porque estás dispuesto a tratar a tu mujer como Reina?

Por eso hoy desde mi parte femenina honro a mi parte masculina…

Gracias, gracias, gracias a la energía masculina por existir, por ser mi complemento.

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